El recocido, el normalizado y el revenido son elementos fundamentales del tratamiento térmico. Estos tres procesos fundamentales no son mutuamente excluyentes, sino que forman una cadena integrada. Las piezas fundidas de acero de gran tamaño inevitablemente desarrollan defectos estructurales durante el proceso de fundición, lo que supone una amenaza significativa para la propia pieza. El tratamiento térmico se desarrolló precisamente para abordar estos defectos.
El tratamiento térmico es esencial como método fundamental para controlar la microestructura, liberar tensiones residuales y conferir propiedades. El recocido es la base, el normalizado es la clave y el revenido es la protección. Estos tres procesos están estrechamente relacionados y, en conjunto, determinan la calidad del producto. El recocido es fundamental porque su propósito es eliminar las tensiones de la pieza fundida, reducir la dureza y homogeneizar la composición química y la estructura (recocido por difusión), preparándola para el posterior procesamiento y tratamiento térmico.

El normalizado es un paso clave. El normalizado elimina principalmente las estructuras sobrecalentadas (como los granos gruesos y la estructura de Widmanstätten) para lograr estructuras finas de perlita y ferrita, mejorando así la resistencia, la dureza y la tenacidad. La diferencia esencial entre el normalizado y el revenido radica en la mayor velocidad de enfriamiento del normalizado, lo que resulta en una microestructura más fina y de mayor rendimiento. El revenido, por otro lado, es el factor clave. Su función principal es eliminar las tensiones internas generadas por el normalizado (o temple), estabilizar la microestructura y las dimensiones, ajustar la dureza y lograr el equilibrio deseado entre resistencia y tenacidad.
Las grandes fundiciones de acero deben coordinar los tres procesos de tratamiento térmico durante el tratamiento térmico de las piezas
fundidas de acero para maximizar su valor.