¿Qué opinan
las grandes fundiciones sobre la rugosidad superficial de las piezas fundidas?
En la fabricación y aplicación de piezas fundidas de acero de gran tamaño, la rugosidad superficial es un indicador de calidad crucial que influye directamente en el rendimiento general de la pieza, su vida útil y la viabilidad y rentabilidad del procesamiento posterior. Si bien este concepto es familiar en ingeniería, una comprensión más profunda de su especificidad e impacto práctico en las piezas fundidas de acero de gran tamaño requiere un análisis conjunto con prácticas de producción y escenarios de aplicación específicos.

La rugosidad superficial de las piezas fundidas de acero de gran tamaño comienza a manifestarse durante el proceso de fundición, influenciada por una compleja combinación de factores. Durante el proceso de fundición, parámetros como el tamaño de las partículas de arena, las propiedades del aglutinante, la temperatura y la velocidad de vertido contribuyen a la morfología superficial de la pieza. Las partículas de arena excesivamente gruesas pueden formar fácilmente picaduras profundas y texturas irregulares en la superficie de la pieza. Las temperaturas o velocidades de vertido excesivamente altas pueden aumentar el efecto abrasivo del metal fundido en el molde, lo que aumenta significativamente la rugosidad superficial.
En las etapas posteriores del procesamiento, los métodos de acabado, como el esmerilado,
el pulido y el corte mecánico, determinan directamente el estado final de la superficie de la pieza fundida. Los diferentes procesos de mecanizado corresponden a diferentes rangos de rugosidad: por ejemplo, el rectificado puede lograr un acabado superficial superior y es adecuado para condiciones de trabajo con requisitos de mayor precisión; mientras que el granallado, el chorro de arena y otros tratamientos pueden aumentar un cierto grado de rugosidad para mejorar la adhesión del recubrimiento o cumplir requisitos funcionales específicos.